Hola! a todos:
Como nuestro cronista oficial -Antonio Ros- no pudo asistir este sabado, voy humildemente a sustituirlo en esta labor. La descripción de la ruta será más sobria, pero intentaremos enriquecerla lo máximo posible con los detalles y pasión que le pone Antonio.
Como en todas nuestras salidas, las 8:30 h. fue la hora señalada y la Ermita de Sangonera la Verde el lugar de encuentro. Puntualmente fuimos llegando: Calisto, Manolo, Pablo, Carmen, Paco, y yo (José).
La ruta preparada por Calisto, como siempre muy bien media en tiempo y esfuerzo, pretendia que los participartes de la ruta mantuvieramos en forma el cuerpo y la mente para despedir a este severo y duro año 2011 y darle la bienvenida al nuevo año 2012 que esperamos y deseamos que sea mejor, al menos tiene un día más. La ruta es de poca dificultad y con un duración que permitio terminarla sobre las 11:30 horas.
Partimos de la Ermita de Sangonera la Verde pero en vez de meternos en la Rambla de Sangonera, dada la húmedad, muy acertadamente Calisto y Pablo propusieron ir bordeandola por su parte superior, dejando al otro lado la Urbanización Torre Guil, así conociamos otra alternativa para nuestro mayor enriquecimiento. A un ritmo suave empezamos a subir, sin llegar a ser una pendiente fuerte pero sí constante, ibamos comiendo terreno a la ruta.
Bueno, vale, hacia un poco |
Partimos de la Ermita de Sangonera la Verde pero en vez de meternos en la Rambla de Sangonera, dada la húmedad, muy acertadamente Calisto y Pablo propusieron ir bordeandola por su parte superior, dejando al otro lado la Urbanización Torre Guil, así conociamos otra alternativa para nuestro mayor enriquecimiento. A un ritmo suave empezamos a subir, sin llegar a ser una pendiente fuerte pero sí constante, ibamos comiendo terreno a la ruta.
Calisto, como suele ser habitual, en la cabeza del grupo con Carmen y Manolo, detrás, en un segundo grupo, Pablo, Paco y yo. Entre ambos grupos se iban alternando Pablo y Carmen. La marcha era viva, alegre, donde se alternaban las amenas conversaciones, las platicas, con los silencios y los sonidos de la naturaleza.
Sin apenas darnos cuenta, habiamos llegado al punto donde enlazabamos con una PR para cruzar la Rambla de Sangonera, a todos nos resultaba conocido este tramo. Bajamos por la senda, giramos a la izquierda y volviamos a subir una pendiente, bastante inclinada, donde hay unos postes, sin cuerda, para facilitar el ascenso. De forma brillante la subimos todos. Prácticamente, habiamos recorrido ya la mitad de la ruta y la parte más dificultosa. El comentario de Manolo era muy revelador y compartido por los demás, después de subir las últimas pendientes dijo algo asi como: "hoy el cuerpo me ha subido y anteriormente yo tenia que subirlo a él". Efectivamente, después de estos últimos meses saliendo, nuestro estado de forma físico y mental ha mejorado considerablemente y esto nos permite disfrutar más de estas salidas.
Yo estaba algo perdido de nuestra situación respecto a la ruta, pero Calisto y Pablo, rápidamente se encargaron de ubicarme. Ahora empezabamos a bajar y volver al lugar de inicio. Pasariamos cerca de la Casa de la Huerta, por el Majal Blanco, la Finca de las Llanas y finalmente por lo que nosotros hemos bautizado con la "Calzada Romana", -un camino bien empedrado, que atraviesa parte del monte de norte a sur, en algunos tramos está muy bien definido, formando como un pequeño desfiladero, pues están seccionandas las rocas en sus lados-.
El día acompañaba con un tiempo soleado y muy agradable, se avanzaba a buen ritmo y la ruta se acababa. No habiamos parado para almorzar. Quien nos ha visto y quien nos ve, dirian algunos. Pero es sencillamente que somos muy disciplinados, la convocatoria era clara, sólo algo de fruta, pero ni eso.
Seguimos andando y de pronto como cuando abres una puerta y pasas de una estancia a otra, se acaba el monte con sus pinares, arbolado, musgo, sombras, claros... y pasamos a ese paisaje de tierra amarilla, sin árboles, de espacios abiertos, con una vista estupenda de Sangonera la Verde, Murcia... Ya estabamos muy cerca del final, Calisto a la cabeza, con ese paso suave, armonico, cadencioso, donde parece que no gasta energia y todo es fácil, se aparta por unos instantes de los primeros puestos, y claro, los demás aprovechamos para sentarnos a contemplar las vista y a tomarnos nuestra fruta. Fue una parada técnica, breve y reconfortable, ¡que buenas estaban esas manzanas, esas peras, esas mandarinas...!
Reanudamos la marcha y práticamente habia finalizado la ruta, pero teniamos otra sorpresa, aunque anticipada no menos grata. Carmen y Paco, siempre cuidando los detalles y no detalles, nos agasajaron al final de la ruta, en la Ermita de Sangonera la Verde, con una sidra. Nos tomamos unas sidrinas, como dicen los asturianos, que estaban de vicio y sabian a gloria.
Aunque se confirmará como siempre, se hará una ruta propuesta por Pablo cuyo punto de encuentro y salida es en la gasolinera que hay a la entrada de Torreagüera.
Termino esta narración, como dice Antonio Ros, con el deseo de que sirva para poder volver a evocar y sentir las mejores sensaciones a los que ya la hicieron y también a los que no pudieron venir, a estos últimos, que buena estaba la sidra (jejejejeje).
Un saludo de JP.
¡Que buena! |
¡Por todos! |
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