INOLVIDABLE
A las 8 en el lugar de encuentro
(Parking Carrefour Zaraiche) esperándote, empieza el viento, negros nubarrones por el norte, un pequeño
chispeo, salta la duda y la protección de nuestro querido Pablo, no es día para hacer el Cañón de Los Almadenes,
si hace este viento lo pasaremos mal y si llueve peor aún, vamos para Abarán y
haremos otra que me conozco.
La duda nos asalta al grupo, pues
empieza a arreciar, ya todos en los
coches y lloviendo comenzamos el camino, era muy temprano, ¿dónde íbamos a ir?,
pues cogimos la autovía de Albacete, empezó a arreciar la lluvia y el viento, parece que se pone todo en contra,
ya dábamos por perdida la mañana en cuanto a hacer senderismo, la verdad es que
nos pilló una buena en la autovía, y
pensando cuando se le ocurriría dar la vuelta, pero Pablo insistiendo, vamos
para adelante, que la ruta que me sé os va a gustar, es una rambla muy ancha y
no habrá problemas, bueno si está
lloviendo no nos metemos y con estas seguimos el viaje, llegamos a
Abarán, por cierto, bonito
pueblo, seguía lloviendo, en el centro, la Plaza de Toros, aparcamos en zona prohibida y nos
pusimos a discutir si valía la pena seguir, todos en contra menos Pablo, cabezón en seguir, vi el
puesto de churros y chocolate calentito, vamos, como estaba la mañana venía que ni pintado,
así que les grité: ¡vamos a tomarnos uno calentito! y todos asintieron, llega la
policía y allí no podíamos estar, así que todos a los coches y a buscar aparcamiento,
una vueltecica a la plaza de toros y nos
metimos en su aparcamiento, los otros se empeñaron en aparcar fuera, las calles estrechas y llenas
de coches, imposible, así que les
dijimos que se metieran en el aparcamiento que está muy bien y por el tiempo que íbamos a tardar, no merecía la
pena estar dando vueltas.
El puesto de churros, al otro
lado de la calle, nada 10
metros frente a la verdulería que estaba muy bien, tenía
exposición de fruta, bajo la lluvia esos churros sentaron que no veas
y el chocolate, para colmo las churreras
eran de Alcantarilla y el puesto con goteras, quita por aquí, tapa por allí y
las carcajadas, nuestro amigo Pablo, insistiendo que podemos salir a andar, nosotros con el tiempo que hacia que ni de
coña, ¿a que no sabéis quien ganó?
Otra vez en los coches y Pablo nos indica que en lugar de salir por
donde vinimos, hacemos una pequeña vuelta
y marcharnos por otro sitio, lo tenía planeado, había dejado de llover, nada andamos 300 m. saliendo de Abarán en dirección a Ojos y nos topamos
con la Rambla
de Benito, que si aparca, vamos que no
llueve, es insistente el tío, bueno, venga, vamos, pero si llueve nos salimos
rápidamente.
Bajamos a la rambla, era bastante
ancha y corría un hilillo de agua, pisando barro avanzamos, alguna que otra queja se iban disipando
conforme íbamos descubriéndola, más
agua, ya la vemos discurrir, más barro, ya nos va gustando lo que vemos, el tiempo parece que escampa, más tranquilos seguimos avanzando, el lecho del agua a veces se ensancha y ocupa
casi todo el camino, es como si hubiera varios manantiales, pues de pronto se perdía
en la arena, como la veías discurrir por
todo el camino y haciendo embalses, pronto empezamos a ver a lo lejos las antenas que hay en la Sierra de Ricote, mira allí estuvimos hace poco y también en los meandros que discurren por la
rambla, empezamos a ver cosas bonitas,
paredes de roca que parecían esculpidas, figuras raras y por fin llegamos
a una zona maravillosa, el agua discurría por la roca, unos 30/40 m. de altura, parecía un
tobogán, teníamos que subir y al acercarnos, pues veíamos en la parte de arriba como un
estrechamiento entre la montaña por el que teníamos que pasar, apareció un camino totalmente de piedra
encima de la roca y una construcción medio derruida en lo alto EL MOLINO DE LA CARRARA, subimos por el susodicho camino de
piedra, como dije, una maravilla, a la derecha la caída del agua, a la
izquierda el sol, como si tuviera que iluminar el lugar, daba gustito notarlo en la cara, subimos y subimos por el caminito, aunque seguía a la altura del molino un desvío
a la derecha, hacia la garganta de la
rambla, veíamos como en antaño habían
canalizaciones ahora derruidas, para encaminar el agua al molino, la estrecha garganta que veíamos desde abajo
ahora más grande, nos descubre el paisaje que había detrás, creo que por la luz del sol que daba en sus
paredes, las pozas del agua, la
vegetación, etc. era un paisaje precioso, como si entráramos en otro lugar totalmente
distinto del que veníamos..
Nuestro amigo Pablo no paraba de
hablar y que “cucada” y venga fotos, al
otro lado, el camino de piedra que había
desaparecido, lo volvimos a encontrar,
Pablo que si tenemos que ir por la rambla, Calisto que si había camino sería por algo y
todos decidimos seguir el camino “error”,
Pablo por la rambla, el camino
con una fuerte subida no llevaba donde pensábamos, así que muy a nuestro pesar, recociéndonos por dentro, tuvimos que bajar
campo a través hasta donde estaba Pablo, que bien se encargó de ……......…………, cada vez nos sorprendíamos por algo nuevo,
zona de cultivo antaño, se veían edificaciones abandonadas construidas de
piedra, terrazas que no se veían
descuidadas, sobre todo de olivos, fuimos caminando y caminando, una
foto por aquí otra por allá, zonas sin agua, otra vez el chorrico de agua, otra poza, la erosión de esta en las
rocas, íbamos descubriendo paisajes bonitos, en cierto lugar en una pared escarpada y de color claro, aparece una roca de color oscuro con la forma
de un corazón, si eres capaz de tocarlo, sentirás su historia, su leyenda, la
de la gente del lugar, sus costumbres, sus rezos, sus risas, en fin, ya sabéis, cosas que se sienten.
Pablo que no paraba de hablar, no
cayó en toda la mañana, “es mi amigo”, con la nueva palabra de la semana, cada vez que descubríamos un recoveco, una formación “que cucada” y foto, seguíamos avanzando, la verdad que no veíamos
el final, por las indicaciones de Pablo a un lado la Sierra
de los Cuchillos, al otro lado la
Sierra del Oro y la rambla seguía y seguía, hasta que llegó
un momento que decidimos hacer un alto para reponer fuerzas, nos subimos hacia una de las construcciones
que había, era una casa bastante derruida y un camino que llevaba hasta la
parte de arriba, el cual Calisto y mientras los demás descansábamos, se lo
recorrió para ver donde iba, pues las
intenciones era volver por la parte de arriba en lugar de por la rambla.
Estando almorzando, aparecieron
unos chicos/adolescentes que venían siguiéndonos a los que les preguntamos por
donde se iba hacia la Ermita, nos dijeron que subiendo por el camino y
luego a la derecha, los vimos como se
alejaban y subían por otro camino hacia una población que había al otro lado de
la rambla, pues cuando subimos a la
parte alta vimos que habían bastantes casas
y carretera al otro lado, no os puedo decir nombre, pues ninguno lo
sabíamos, vamos ni el GPS que
llevábamos.
Bueno, pues una vez recuperado
fuerzas y probado el vino dulce que llevábamos, decidimos emprender la
subida, pronto llegamos a un ensanche,
camino a la izquierda, otro a la
derecha, frente a nosotros una mole,
por la que no se veían caminos, tomamos
a la derecha, por donde nos dijeron los chicos, Calisto se adelantó,
pensamos que iría por la ladera de la sierra y por la parte superior de la
rambla, no fue así, tras un corto
recorrido por el que pasamos por la parte de arriba de una finca, cuya valla era de cañas y alambre y en cuyo
centro un monolito de piedra, unos 4/5 metros, el camino se estrecha, nos está gustando, pero pronto vimos que nos llevaba otra vez a la rambla, teníamos que volver por el mismo camino, el tiempo se nos echaba encima y no podíamos volver atrás para
buscar otro camino.
La vuelta ya la hicimos más
rápida, aunque Calisto y Juan Carlos,
trataban de buscar otro camino que pudiera atravesar la sierra, la finalidad era llegar al otro lado y dar
con la Ermita, pero no había camino, algo habíamos entendido
mal, seguíamos avanzando, entre bromas
y risas, algún comentario y que “cucada”,
bueno hasta que saltó con el “Cuqui”, ya no sabíamos que
pensar, las risas nos asaltan y todos coincidimos, es que es “Pablo” nuestro Pablo.
Llegamos pronto otra vez a la
garganta de piedra, esta vez la pasamos por su margen izquierdo y en lugar de seguir por la rambla,
decidimos subir por la confluencia de la Rambla de Sabina, ya por camino asfaltado y casas
con huertos, no sabéis la
maravilla, todos los árboles en flor y
el camino lleno de pétalos, blancos rosas, un manto en la orilla, esto para terminar, imaginaros el sol en lo alto, todo bien
iluminado y un manto de pétalos en el suelo y una vez más la aventura terminó por ese día, pero habrán
muchas más.
Espero que sintierais parte de lo
que yo sentí, de lo contrario tendrás que repetirla o no estábamos en el mismo sitio, me sentiré feliz si algo de lo que os he
contado te ha hecho recordar aquel día o aliviarte un poquito los
problemas de hoy.
Saludos,
Antonio Ros.
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