viernes, 12 de abril de 2013

Ruta: Rambla Benito - Abaran. 2-2-2013.



INOLVIDABLE

A las 8 en el lugar de encuentro (Parking Carrefour Zaraiche) esperándote, empieza el viento, negros nubarrones por el norte, un pequeño chispeo, salta la duda y la protección de nuestro querido Pablo, no es día para hacer el Cañón de Los Almadenes, si hace este viento lo pasaremos mal y si llueve peor aún, vamos para Abarán y haremos otra que me conozco.

La duda nos asalta al grupo, pues empieza a arreciar, ya todos en los coches y lloviendo comenzamos el camino, era muy temprano, ¿dónde íbamos a ir?,  pues cogimos la autovía de Albacete, empezó a arreciar la lluvia y el viento, parece que se pone todo en contra, ya dábamos por perdida la mañana en cuanto a hacer senderismo, la verdad es que nos pilló una buena en la autovía, y pensando cuando se le ocurriría dar la vuelta, pero Pablo insistiendo, vamos para adelante, que la ruta que me sé os va a gustar, es una rambla muy ancha y no habrá problemas, bueno si está lloviendo no nos metemos y con estas seguimos el viaje,  llegamos a  Abarán,  por cierto, bonito pueblo, seguía lloviendo, en el centro, la Plaza de Toros, aparcamos en zona prohibida y nos pusimos a discutir si valía la pena seguir, todos en contra menos Pablo, cabezón en seguir, vi el  puesto de churros y chocolate calentito, vamos, como estaba la mañana venía que ni pintado, así que les grité: ¡vamos a tomarnos uno calentito! y todos asintieron, llega la policía y allí no podíamos estar, así que todos a los coches y a buscar aparcamiento, una vueltecica a la plaza de toros y nos metimos en su aparcamiento, los otros se empeñaron en aparcar fuera, las calles estrechas y llenas de coches, imposible,  así que les dijimos que se metieran en el aparcamiento que está muy bien y por el tiempo que íbamos a tardar, no merecía la pena estar dando vueltas.

El puesto de churros, al otro lado de la calle, nada 10 metros frente a la verdulería que estaba muy bien, tenía exposición de fruta, bajo la lluvia esos churros sentaron que no veas y el chocolate, para colmo las churreras eran de Alcantarilla y el puesto con goteras, quita por aquí, tapa por allí y las carcajadas, nuestro amigo Pablo, insistiendo que podemos salir a andar, nosotros con el tiempo que hacia que ni de coña, ¿a que no sabéis quien ganó?

Otra vez en los coches y Pablo nos indica que en lugar de salir por donde vinimos, hacemos una pequeña vuelta y marcharnos por otro sitio, lo tenía planeado, había dejado de llover, nada andamos 300 m. saliendo de Abarán en dirección a Ojos y nos topamos con la Rambla de Benito, que si aparca, vamos que no llueve, es insistente el tío, bueno, venga, vamos, pero si llueve nos salimos rápidamente.

Bajamos a la rambla, era bastante ancha y corría un hilillo de agua, pisando barro avanzamos, alguna que otra queja se iban disipando conforme íbamos descubriéndola, más agua, ya la vemos discurrir, más barro, ya nos va gustando lo que vemos, el tiempo parece que escampa, más tranquilos seguimos avanzando, el lecho del agua a veces se ensancha y ocupa casi todo el camino, es como si hubiera varios manantiales, pues de pronto se perdía en la arena, como la veías discurrir por todo el camino y haciendo embalses, pronto empezamos a ver a lo lejos las antenas que hay en la Sierra de Ricote, mira allí estuvimos hace poco y también en los meandros que discurren por la rambla, empezamos a ver cosas bonitas,  paredes de roca que parecían esculpidas, figuras raras y por fin llegamos a una zona maravillosa, el agua discurría por la roca,  unos 30/40 m. de altura, parecía un tobogán, teníamos que subir y al acercarnos, pues veíamos en la parte de arriba como un estrechamiento entre la montaña por el que teníamos que pasar, apareció un camino totalmente de piedra encima de la roca y una construcción medio derruida en lo alto EL MOLINO DE LA CARRARA, subimos por el susodicho camino de piedra, como dije, una maravilla, a la derecha la caída del agua, a la izquierda el sol, como si tuviera que iluminar el lugar, daba gustito notarlo en la cara, subimos y subimos por el caminito, aunque seguía a la altura del molino un desvío a la derecha, hacia la garganta de la rambla, veíamos como en antaño habían canalizaciones ahora derruidas, para encaminar el agua al molino,  la estrecha garganta que veíamos desde abajo ahora más grande, nos descubre el paisaje que había detrás,  creo que por la luz del sol que daba en sus paredes, las pozas del agua, la vegetación, etc. era un paisaje precioso, como si entráramos en otro lugar totalmente distinto del que veníamos..

Nuestro amigo Pablo no paraba de hablar y que “cucada” y venga fotos, al otro lado, el camino de piedra que había desaparecido, lo volvimos a encontrar,  Pablo que si tenemos que ir por la rambla, Calisto que si había camino sería por algo y todos decidimos seguir el camino “error”,  Pablo por la rambla,  el camino con una fuerte subida no llevaba donde pensábamos, así que muy a nuestro pesar, recociéndonos por dentro, tuvimos que bajar campo a través hasta donde estaba Pablo, que bien se encargó de ……......…………,  cada vez nos sorprendíamos por algo nuevo, zona de cultivo antaño, se veían edificaciones abandonadas construidas de piedra, terrazas que no se veían descuidadas, sobre todo de olivos, fuimos caminando y caminando, una foto por aquí otra por allá, zonas sin agua, otra vez el chorrico de agua, otra poza, la erosión de esta en las rocas, íbamos descubriendo paisajes bonitos, en cierto lugar en una pared escarpada y de color claro, aparece una roca de color oscuro con la forma de un corazón, si eres capaz de tocarlo, sentirás su historia, su leyenda, la de la gente del lugar, sus costumbres, sus rezos, sus risas, en fin, ya sabéis, cosas que se sienten.

Pablo que no paraba de hablar, no cayó en toda la mañana, “es mi amigo”, con la nueva palabra de la semana, cada vez que descubríamos un recoveco, una formación “que cucada” y foto, seguíamos avanzando, la verdad que no veíamos el final, por las indicaciones de Pablo a un lado la Sierra de los Cuchillos, al otro lado la Sierra del Oro y la rambla seguía y seguía, hasta que llegó un momento que decidimos hacer un alto para reponer fuerzas, nos subimos hacia una de las construcciones que había, era una casa bastante derruida y un camino que llevaba hasta la parte de arriba, el cual Calisto y mientras los demás descansábamos, se lo recorrió para ver donde iba, pues las intenciones era volver por la parte de arriba en lugar de por la rambla.

Estando almorzando, aparecieron unos chicos/adolescentes que venían siguiéndonos a los que les preguntamos por donde se iba hacia la Ermita, nos dijeron que subiendo por el camino y luego a la derecha, los vimos como se alejaban y subían por otro camino hacia una población que había al otro lado de la rambla,  pues cuando subimos a la parte alta vimos que habían bastantes casas  y carretera al otro lado, no os puedo decir nombre, pues ninguno lo sabíamos,  vamos ni el GPS que llevábamos.

Bueno, pues una vez recuperado fuerzas y probado el vino dulce que llevábamos, decidimos emprender la subida, pronto llegamos a un ensanche, camino a la izquierda, otro a la derecha, frente a nosotros una mole, por la que no se veían caminos, tomamos a la derecha, por donde nos dijeron los chicos, Calisto se adelantó, pensamos que iría por la ladera de la sierra y por la parte superior de la rambla,  no fue así, tras un corto recorrido por el que pasamos por la parte de arriba de una finca, cuya valla era de cañas y alambre y en cuyo centro un monolito de piedra, unos 4/5 metros, el camino se estrecha, nos está gustando, pero pronto vimos que nos llevaba otra vez a la rambla, teníamos que volver por el mismo camino, el tiempo se nos echaba encima y no podíamos volver atrás para buscar otro camino.

La vuelta ya la hicimos más rápida, aunque Calisto y Juan Carlos, trataban de buscar otro camino que pudiera atravesar la sierra, la finalidad era llegar al otro lado y dar con la Ermita, pero no había camino, algo habíamos entendido mal, seguíamos avanzando, entre bromas y risas, algún comentario y que “cucada”,  bueno hasta que saltó con el “Cuqui”,  ya no sabíamos que pensar, las risas nos asaltan y todos coincidimos,  es que es “Pablo” nuestro Pablo.

Llegamos pronto otra vez a la garganta de piedra, esta vez la pasamos por su margen izquierdo y en lugar de seguir por la rambla, decidimos subir por la confluencia de la Rambla de Sabina, ya por camino asfaltado y casas con huertos, no sabéis la maravilla, todos los árboles en flor y el camino lleno de pétalos, blancos rosas, un manto en la orilla, esto para terminar, imaginaros el sol en lo alto, todo bien iluminado y un manto de pétalos en el suelo y una vez más la aventura  terminó por ese día, pero habrán  muchas más.

Espero que sintierais parte de lo que yo sentí, de lo contrario tendrás que repetirla o no estábamos en el mismo sitio,  me sentiré feliz si algo de lo que os he contado te ha hecho recordar aquel día o aliviarte un poquito los problemas de hoy.

Saludos,
Antonio Ros.

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