lunes, 8 de diciembre de 2014

Ruta: El Valle - Castillo de la Luz - Casa Forestal El Sequen - Ermita San Antonio El Pobre. 6-12-2014

Hola! amigos de Menua Ruta:

Un puente muy bien aprovechado. Comenzó este sábado con una ruta suave donde se combinaron distinta facetas propias y singulares de nuestro grupo: un almuerzo suculento, visita cultural, ejercicio saludable y un clima muy agradable y cordial que configuraron otra mañana de sábado para recordar y disfrutar. Pero no termino ahí, continuo el domingo con otra salida a Sierra Espuña, de la que hablaré en la siguiente entrada, donde fuimos elevando nuestro nivel de satisfacción y felicidad. Pero vamos a centrarnos en el sábado.

Debemos felicitarnos de nuestra capacidad de organización. Durante la semana, nuestro amigo Antonio Ros, ante unas noticias que le llevaron unos pajaritos, rápidamente organizó el tema, unos e-mail y flash, todo en marcha.

Este sábado 6 de diciembre era festivo "día de la Constitución", algunos compañeros no podría asistir, por lo que se había previsto una salida muy suave, para mantener el ritmo, salíamos a las 8:30 horas desde el aparcamiento en El Valle en dirección al Santuario de la Virgen de la Fuensanta aunque desviándonos hacia el eremitorio de La Luz, para llegar al Castillo de la Luz o Castillo de Santa Catalina del Monte, conocido popularmente por Castillo de los Moros, situado aproximadamente a un 1,4 km. de la salida.


Castillo de la Luz o de Santa Catalina del Monte. Los primeros pobladores del territorio comprendido en el actual municipio de Murcia se establecieron en zonas elevadas, ya que la vega se encontraba cuajada de almarjales (pantanal, ciénaga) que dificultaban el asentamiento humano. Las laderas de las montañas de la actual pedanía de La Alberca conocieron a los primeros pobladores de la comarca, atraídos por la seguridad que les reportaba el lugar y la abundancia de nacimiento de agua. Los vestigios descubiertos  en el complejo arqueológico de Verdolay (La Alberca) indican la existencia de un poblado antiguo que cronológicamente abarca desde del Eneolítico (III milenio a. C.) hasta época medieval.

En período romano se observa un dilatado vacío poblacional que sólo se llenará cuando en época árabe se construya la fortaleza conocida como Castillo de la Luz o de Santa Catalina (siglo IX). Esta fortaleza se encuentra ubicada en un estratégico lugar que domina la Huerta de Murcia, en las estribaciones septentrionales de la Cresta del Gallo, controlando, por tanto, buena parte de la Vega Baja del Segura, situándose además enclavada muy cerca de lo que actualmente es la localidad de La Alberca. Esta estructura defensiva construida principalmente con tapial de argamasa a 438 metros sobre el nivel del mar, en lo alto de uno de los cerros, servía como defensa frente a las incursiones de los piratas, así como punto de control del paso entre la zona costera y Murcia. Quedan en pie los restos de un torreón, lienzos de muralla y un aljibe. El abandono de la fortaleza podría fecharse hacia mediado del siglo XIII, tras la incorporación del reino musulmán de Murcia a la Corona de Castilla. (Fuente: IES Alquibla)


Tras un efímero viaje a nuestra raíces, proseguimos la marcha llegando a la Casa Forestal de El Sequen, donde hicimos un alto para el correspondiente almuerzo. Que decir, se empezaron a sacar los manjares que muy cuidadosamente, unas horas antes, habían sido preparados con mucho cariño y mimo: esa tortilla de patatas calentita y el café de Carmen y Paco, esos embutidos de Toñi, ese bizcocho jugoso y longaniza seca de Bienvenida, ese pan recién hecho de Antonio Ros, esos dulces y especialmente un turrón hecho por Estrella, ese vino "Estola" de Cesar, el vino dulce de Pepe, una empanada de no se quién... todo estaba delicioso y nos volvíamos a embarcar en otro viaje, esta vez, dónde los sentidos eran los protagonistas. Sabores conocidos, sabores nuevos se agolpaban en el cerebro para nuestro deleite, placer, agrado, goce, gusto y satisfacción, todo ello envuelto en un ambiente animado, alegre, divertido, festivo, bromista,...

Continuamos la excursión y comenzamos el recorrido de vuelta pasando por la Ermita de San Antonio el Pobre. Si habíamos alimentado a nuestro cuerpo, no podía faltar el alimento para el espíritu y/o mente, por lo que hicimos una visita guiada a la Ermita.

Ermita de San Antonio el Pobre. Antigüamente vivían muchos ermitaños aislados en las cuevas de la sierra de la Fuensanta y en las montañas próximas. Las cuevas eran muy sencillas, estaban formadas por troncos y ramas o, como mucho, por piedras y barro. Las más famosas eras: "La Yedra", "Santa Bárbara", "Espíritu Santo" y, por supuesto, la de "San Miguel".

En estas cuevas, los ermitaños vivían en la máxima pobreza voluntaria, conformándose con contemplar la vida de las montañas y formar parte de ellas. En 1439, un caballero llamado D. Juan Mercader se enteró de que los ermitaños de aquella zona morían sin auxilios sacramentales y espirituales. Por esta causa fundó, con el consentimiento de los franciscanos, el Convento de Santa Catalina del Monte, situado debajo de un castillo. Hacia 1443 y todo el siglo siguiente fue un eremitorio más para los pobres de los alrededores, "que empezaron a dar rienda suelta a su fervores religiosos", según explica Deodato Carbajo (1980).

Sucesos como la riada del 20 de septiembre de 1645 que asoló a Murcia y a su huerta y la llamada "peste valenciana" que afectó a 24.000 personas, provocaron que los ermitaños abandonaran sus montañas, guiados por Fr. Martín Pérez, para dar su pura vida ayudando en la cura de los apestados, por lo que las montañas quedaron deshabitadas durante cinco años. Al cumplirse este período de tiempo nuevos pobladores ocupan las cuevas, entre ellos se encontraba Juan el Pobre, que se instaló en la cueva de San Miguel, a 600 metros al Occidente del Convento de Santa Catalina.

Juan se ganó el apodo de "el Pobre" por su vida basada en la absoluta pobreza. Además, Juan poseía un lienzo que representaba la imagen de San Antonio de Padua con el niño Jesús afirma D. José María Almela. Este lienzo despertó la curiosidad de los huertanos y gentes de todas las clases, que acudían a la cueva a observar el cuadro del Santo Paduano. Estas visitas se incrementaron cuando, después de invocarlo en algunas ocasiones, disminuyó el número de víctimas de la peste.
Juan el Pobre aceptó la oferta de Francisco de Campaña, su director espiritual, de vestir el hábito franciscano e ingresar en la Orden Minorítica. El convertirse en fraile no le perjudicó para seguir pasando la mayor parte del tiempo limpiando y adornando su pequeña ermita, que pasó a llamarse por todos "Ermita de San Antonio el Pobre", al unir el apodo del residente con el nombre de Santo de los Milagros que tanta fama le había dado. Fray Juan el pobre ya era admirado en La Alberca, Algezares y las huertas contiguas.

Murio en 1686 y los religiosos inhumaron su cadáver en el sepulcro común de los residentes en Santa Catalina del Monte. La comunidad religiosa de Santa Catalina se encargó del cuidado, aseo y culto de la ermita haran el año 1836 que, por la exclaustración, se ven obligados a dejar el convento. A partir de ahí la ermita fue ocupada por algún pobre o alguna familia recogedores de limosnas, que cuidaban la ermita igualmente.


En 1879 una comunidad de 8 terciarios franciscanos presidida por el presbítero D. Juan Morán se encargó de su culto, comprobando que la devoción a San Antonio del Pobre iba creciendo. En 1891 se reinstala la Orden Franciscana en el convento de Santa Catalina que, tras interesarse por la pequeña ermita, levantan la actual con las limosnas aportadas. Tras la guerra civil de 1936 el convento y templo de Santa Catalina quedan derruidos, y todas las actividades que se realizaban allí, pasaron a realizarse en la ermita de San Antonio el Pobre, por lo que se hace aún más popular.

Es un edificio contruido en el s. XVIII, se cree que hacia el año 1735. Es obra de José López y consta de dos partes: la Iglesia y las dependencias del albergue de Juan el Pobre y su cueva situada en el interior de la montaña. Mide unos 9 metros de ancho por algo más de largo contando la parte del altar mayor y seis o siete de alto. En su interior tiene forma octogonal con cuatro arcos de medio punto y ornamentación renacentista. Entre ángulo y ángulo de dichos arcos se ven hornacinas. Los óvalos de su cúpula representan escenas de la vida de San Antonio y, encima del arco que podría ser toral, se ve pintando el escudo franciscano. El albergue, anexo a un lateral, esta perdido así como sus imágenes y cuadro. (Fuente: IES Alquibla - Emilia Colino García).


Después de esta magnifica visita, continuamos para llegar sobre las doce el mediodía al punto de salida, dando por terminado esta magnifica mañana.

Como siempre, las fotos están subidas y las podéis ver en el apartado de "Galería de fotos" y a continuación tenéis los datos técnicos de la ruta, y el acceso a Wikiloc.



Un fuerte abrazo, disfrutar del blog y que la semana vaya bien.
José Pozuelo.

FICHA TÉCNICA DE LA RUTA
El Valle – Castillo de la Luz - Casa Forestal El Sequen – Ermita de San Antonio el Pobre - El Valle.
Distancia
 7,12 Kilómetros
Altitud
 Mínima: 150 metros
 Máxima: 388 metros
Desnivel acumu.
 Subiendo: 362 m.
 Bajando: 362 metros
Temperatura
 Al inicio (8:30 h): 8º C
Al terminar (13:30 h): 16º C
Dificultad
 Fácil.

Incluido el almuerzo y visita guiada Ermita San Antonio El Pobre.
Tiempo
 3 h. 46’ 00”
Fecha
6 diciembre 2014
 Ruta Señalizada
 No
Ruta circular
 Sí
De interés
 Visita guiada en la Ermita de San Antonio el Pobre.
Valoración (1)

  * * * *    (1) 0 No aconsejable - 5 Para repetir


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