LOS 4 MOJONES
NOS LLEVARON ENGAÑADOS
Eran las 8 de la mañana y alguien
se retrasaba, se nos había quedado durmiendo Pablo, nos encontramos los 5 en el lugar de
encuentro, la trampa ya estaba preparada, vamos a hacer una sencillita, empezamos
a caminar y sobre el terreno iremos decidiendo donde vamos y así
empezamos, en los comentarios, que si podemos hacer el cerro de las Columnas
y luego descender por…, oye que
pienso que podemos hacerlo por otro sitio donde la cuesta está menos
empinada, si, si…, ya nos iba encaminando, descendemos
por la rambla que hay detrás del Centro de Recuperación de Aves, ahora seguimos por este camino, nos comenta que habrá alguna cuesta pero que
nada, (nos iba confiando), salimos de la
rambla y empezamos a bordear monte,
teníamos bastante vegetación, otra ramblilla y seguimos siempre subiendo, hasta que llegamos a un camino que veíamos
bastante empinado, nada, esto es corto,
podemos seguir, si… si…, estábamos
encaminándonos hacia el sur y subiendo, venga, que esto no es nada, es corta,
al llegar a la cima del cerro, claro vemos toda la sierra frente a
nosotros, mira ya hemos llegado al
primer mojón y a que no ha sido nada?, bueno, después de respirar contestamos, vamos a seguir, teníamos otra cuestecita, ya sabíamos que no iba a ser un
paseito, casi sin darnos cuenta llegamos al segundo y tercer mojón, el
guía muy hábil, a qué no era para tanto? y entonces lo
soltó, hoy haremos los 4 mojones, esa ruta que tanto habíamos aplazado, pues toda la ruta era subida, bien hasta el momento, con esfuerzo lo habíamos logrado, y por
qué no, vamos a por el cuarto, bueno era un decir, pues para llegar, estaba tan
empinado, que tuvimos que ir casi gateando y encima alguien plantó un
pino, imaginaros las vistas, todo el valle de Murcia con una pequeña
neblina, impresionante.
Ya estábamos en lo que creíamos
era la cima, pronto hemos llegado y por
qué no seguimos más arriba, mira aquello
parecen unas cuevas, y seguimos subiendo, subiendo y subiendo, no solo hicimos los 4 mojones, también el quinto, el sexto y séptimo, tomamos un respiro y algo de
agua, ya no podíamos subir más, a nuestra izquierda, el Relojero, a la derecha, el
Puerto de la Cadena, cogimos una senda hacia la derecha, llena de arbolado, pinos bastantes exuberantes, todo lleno de vegetación y empezamos a
caminar y caminar, el camino no se terminaba
pero íbamos a gusto, troncos y ramas lo atravesaban, pensábamos que los forestales los ponían para
que no pasaran los ciclistas y fuimos quitando algunos, pues también nos molestaban a nosotros que teníamos que ir sorteándolos.
Siempre hay alguien que no
debería de existir, aunque sea un ser humano, nos pasan unos ciclistas, nos apartamos y bien, hay que compartir el
camino y lo que haga falta, pero otro grupo de ciclistas parecen que tenían ganas de guerra y no nos gustó lo que dijeron a su paso, es
más, se pararon para increparnos, que si
éramos los que poníamos los troncos en los caminos y nos los iban a
meter por la trompa, con malas maneras
y de una forma despreciable y a punto estuvimos de llegar a las manos, incluso alguno del grupo de
ciclistas estaba con vergüenza de ver lo que hacían dos de sus compañeros, no se como no llegamos a las manos pues yo ya
estaba demasiado alterado y a punto de darles, pero la cordura y los compañeros me hicieron recapacitar, tras unas palabras fuertes, les instamos a que
siguieran su camino, partieron delante y
nosotros a lo nuestro, pero ya nos habían dado la mañana, salimos a hacer un poco de deporte, a
disfrutar de la naturaleza y de la compañía de nuestros amigos, no a hacer la
puñeta, nos gusta el entorno e incluso a
veces recogemos cosas que tiran los demás, esos deportistas que suben al monte y tiran el envoltorio de la
barrita energética, las
botellas de agua y de otras sustancias, esos que se llaman deportistas y que
les gusta la naturaleza, les diría yo
cuatro cosicas.
La de veces que hemos subido a la
sierra del Valle, la de caminos que hemos andado y siempre vamos por sitios
nuevos, aunque nos crucemos por otros senderos que ya habíamos hecho, casi
siempre a la vuelta, vimos rincones muy
bonitos, pero cada vez nos alejábamos
más del punto de partida, con el
almuerzo a base de fruta y de
las empanadillas de nuestra entrañable Carmen, repusimos fuerzas y creíamos que ya lo difícil estaba hecho y que ya era todo cuesta abajo
si… si…, empezamos la vuelta por
una de las pistas y era todo subida, para colmo nos quedaban 2 horas, la pista aunque de subida suave no se terminaba, vistas impresionantes del Castillo del Puerto que lo teníamos cerca, laderas de
piedra, figuras extrañas de las rocas, pinos
grandes, una brisa que nos aliviaba el calor, era el
medio día y llevábamos un rato caminando al sol, el cansancio se hacía notar, los pies cada
vez pesaban más, pero claro, para Paco y Carmen como si de un
paseito se tratara, son
fenomenales, por fin llegamos a la
parte más alta del cerro de las Columnas y ya era todo bajada, por fin otra vez la sombra, algunas bromas nos
hacían reír, la gente se nos quedaba
mirando, Paco como un crío, saltando y
corriendo, como si no hubiera hecho
ningún esfuerzo esa mañana, claro como Carmen en la ducha le frota la espaldaaaaaaa, así cualquiera, una broma por aquí y otra por allá, pasamos una mañana estupenda.
Al final ya mi hermano, nos comentó que esta era una de las rutas más duras, subir los 4 mojones era una de las pruebas que nos querían poner desde
hace tiempo, como si de una licenciatura
se tratara, pues fue superada y creo que
con buena nota, hicimos 17 Km. no se cuanto de desnivel, pero partimos desde el punto más bajo, el campo de fútbol del Valle y subimos casi a la altura del Relojero, por cuestas muy empinadas y en línea recta,
no habíamos subido en ziz zac, habíamos tardado 5 horas y si no fuera por
mí, hubieran sacado matricula.
Y la aventura terminó por ese día, pero habrá muchas más...
Espero que sintierais parte de lo
que yo sentí, (menos lo de plantar el pino) de lo contrario tendrás que repetirla o no estábamos en el mismo sitio. Me sentiré feliz si algo de lo que os he contado te ha hecho recordar aquel día o aliviarte un poquito los problemas
de hoy.
Saludos,
Antonio Ros