EL BERRO
LA FASCINACIÓN
Este sábado salimos con una idea
y terminamos con otra, pensábamos
realizar la ruta de Fuente Bermeja por el margen derecho, como la última vez,
la verdad que fue preciosa, pero en el
punto de partida y viendo que éramos pocos, decidimos hacer una nueva, así que todos en el todo terreno de Pablo nos dio una vuelta turística. Nos desviamos antes de llegar a
Alhama y nos dirigimos hacia la sierra de la Muela, pasamos por un embalse, por el pantano y seguimos por el canal, entusiasmado Pablo nos iba comentando las anécdotas
del camino, así por toda la sierra hasta llegar al pueblecito llamado EL BERRO, como teníamos prisa no terminamos de entrar, aparcamos en
un aparcamiento habilitado junto a un jardín nada más entrar al pueblo,
que está muy bien y comenzamos a ver hacia donde ir, pues habían varias rutas que se podían coger.
Comenzamos la andadura y nada
mejor que preguntarle a una mujer que por allí pasaba, ésta nos encaminó por una senda, “EL BARRANCO DE LAS BRUJAS”, menudo nombre ¿no?.
Mal señalado, ya que tenías que
ir viendo cada rinconcito por si había alguna señal, cada desvío tenias que estar atento, pues la señal no estaba al principio, si no
dos o tres metros más adelante, es decir,
teníamos que ir con ojo para no perdernos, aunque era un poco difícil que eso
pasara, pero algunos tenemos mala
orientación, íbamos por la umbría y por
un lecho de piedra suelta blanca, estrecho, lleno de vegetación, era otro de
esos rinconcitos que merece la pena ver, íbamos ascendiendo, ya en lo alto
y en la salida del barranco, nos vimos de frente el Morrón con la Senda del Caracol y a la derecha, se vislumbraba las Paredes del
Leyva.
Ya en lo alto y en la
llanura, la vegetación cambió, pinos altos, matorrales, romeros, la luz del
sol abriéndose paso entre sus ramas y seguimos hacia delante, un cruce, pienso que de frente, no a la izquierda o es la derecha, ya sabéis, tratar de ponernos de acuerdo
cuando cada uno dice una cosa, bueno, el sentido común y el mapa que llevábamos, vamos en dirección a la Casa del Leyva, pasamos cerca del sendero de los Dinosaurios,
el que hay cerca de la zona de La
Perdiz y la Senda del Caracol a nuestra espalda, la verdad parecía tan cerca que incluso decíamos
de subirla, quizás llevábamos fuerzas de más o era que lo que habíamos andado hasta el
momento había sido muy suave, vamos un
paseillo.
En las Casa del Leyva y en
dirección hacia El Berro, decidimos hacer una parada para reponer fuerzas, vaya
que si lo hicimos, el almuerzo, la
fruta, el café y la compita con los dulces de Carmen y Paco.
Seguimos por el sendero que nos
habían indicado, a la derecha el
barranco que llevaba a Fuente Bermeja y Río Espuña, la vegetación estaba en todo su esplendor, el Romero y el Tomillo en flor, los pájaros,
el olor a monte y a madera, ya por
caminos que nos gustaban más, nos topamos un montón de ciclistas, la
verdad es que íbamos de paseo, de esas veces que sales a andar, sin prisas,
relajado sin hacer demasiados esfuerzos,
o ¿era vuestra compañía?, buena
temperatura de vez en cuando al solecito, una parada, una mirada a lo lejos,
una exhalación, una palmadita en la espalda, estábamos muy bien, llegamos a la
carretera y a falta de señalización, lo
de siempre, unos, que si para la izquierda, otros, que para la derecha, al
final dos voluntarios subieron al cerro más próximo y divisaron nuestro destino
y nos encaminaron, vimos casas preciosas
entre los pinos, con miradores espectaculares, llegamos al pueblo y empezamos a ver esas casas, chales preciosos, casi
todos cerrados, pero con unas
vistas, unos porches para pasar el
verano al fresquito, unos jardines impresionantes, ya en el pueblo, decidimos ir a la panadería, había que comprar pan y nada mejor que el sitio que ya conocía mi
hermano, conocimos a Carmen, bueno a super Carmen, una
mujer luchadora, nos enseñó con agrado
la panadería, donde preparaban el pan,
como lo hacían de manera artesanal y natural, nos enseñó el horno y el asado que estaba preparando y que nos
ofreció a expensas de saber que se quedaría sin comida pues tenía una pinta que
pa que deciros, le compramos y nos
regaló pan, tortas de naranja, magdalenas y no compramos más pues no le
quedaba, nos despedimos de ella y de su
panadería, no sin antes prometer que volveríamos, salimos a la plaza del pueblo, es impresionante y bello, lo que me impresionó del pueblo es que no se veían casas viejas,
todas estaban bien arregladas sus fachadas, con sus colores, el ambiente era algo que te invitaba a volver y es algo
que tengo que hacer.
La vuelta no iba a ser menos que
la ida, y nuestro querido Pablo decidió nuevamente
hacer de guía turístico y si antes llegamos por una carretera no íbamos a volver por la misma, así que decidió echar por otra, menos mal que lo convencimos, si no nos lleva por Mula y Ricote a
pocos ruegos, nos dirigimos por la carretera y tomamos en dirección a Fuente
Librilla, tranquilicos y sin prisa, antes de llegar a Barqueros cogimos el canal
y lo seguimos hasta llegar a la autovía y la aventura terminó por ese día, pero habrán
muchas más… y ahora con gafas nuevas podré ver lo mismo que tú o no.
Espero que sintierais parte de lo
que yo sentí, de lo contrario tendrás que repetirla o no estábamos en el mismo sitio. Me sentiré feliz si algo de lo que os he
contado te ha hecho recordar aquel día o aliviarte un poquito los problemas
de hoy.
Saludos,
Antonio Ros