martes, 9 de octubre de 2012

Ruta: El Valle 6-10-2012


EL VALLE

NUESTRA SIERRA

Parecía que iba a ser un sábado más con nuestra salida, un grupo de amigos que se reunen para caminar por el monte, pero no fue así.

Todo comienza en el punto de encuentro sobre las 8 horas de la mañana, éramos pocos los que nos habíamos congregado para la salida y teníamos dos opciones, hacer el sendero de las columnas y más allá que ya conocíamos o la propuesta de nuestro amigo Pablo, algo nuevo, nos sorprendió, pues creíamos que lo habíamos visto todo, estábamos equivocados.

Decidimos ir por donde nos indicaba Pablo, aunque para decir la verdad algunos no estaban seguros y bromeaban sobre si sabía donde iba y entre bromas empezamos nuestra andadura, comenzamos en el centro de recuperación de animales de El Valle, bajamos a la rambla, pasamos la balsa que está casi escondida por la vegetación exuberante que tiene siempre alrededor, pasamos por el camino que va hacia las canteras y los caballos y seguimos en dirección al Puerto de La Cadena por la parte de arriba del campo de fútbol, en ese momento aún íbamos por senderos, el día como siempre, preparado para la ocasión,  nublado o con niebla hacía más bonita la mañana, aún no veíamos los rayos del sol.

El caminar se hacía suave y algunos pensaron que iríamos de paseo, eso solo fue al comienzo, pues el desnivel no era mucho, nos adentramos en una pequeña rambla e inmediatamente y aunque ya algunos lo conocíamos nos enseñó uno de los eucaliptos más grandes de la zona,  nos sacó del camino para enseñarlo,  a continuación por el sendero llegamos a unas antiguas canteras de piedra amarilla, pequeñas y que están cerca de los tubos de Corvera y hay una pequeña construcción que creemos era para los animales, son bonitas por las figuras que hacen debido a la erosión de la roca, seguimos con bromas ¿dónde nos lleva Pablo?, desde ese punto comenzó la aventura del día, enseguida, nos desvió por algo que apenas era un estrecho sendero, pues no parecía haber sido utilizado en mucho tiempo, más adelante, vimos que parecía un canal para conducción del agua, algunas veces tapado otras medio descubierto, la vegetación parecía distinta, más frondosa, más espesa, no veíamos el sol, otra vez nos apartó del camino, tenía que enseñarnos algo, andábamos entre la maleza, ya nos advirtió que era un problema ir con pantalones cortos, que razón tenía, una maravilla ante nosotros, casi escondida y como si estuviéramos en otro tiempo, una gran cantera de piedra amarilla, era impresionante una pared de unos 20/30 m. de alta, nosotros estábamos más o menos a la mitad de la pared, a nuestros pies un foso profundo por donde continuaba la cantera, las paredes talladas a martillo, la parte alta sobresalía, estaba inclinada, nos imaginamos para sacar bien la piedra, abajo en el foso, aún se veían bloques grandes sin terminar de cortar, arriba a la derecha como el comienzo en la piedra de otra línea, estaba escalonada, se observaba el tamaño de los bloques en escalones, ¿cómo podían sacar esos bloques?,  no se veían agujeros de barrenas, toda la pared estaba como tallada, como si hubiera pasado un rastrillo y hubiera dejado su señal en la piedra, y aquí empezó la primera sorpresa del día.


Queríamos ver más detenidamente el sitio, pero teníamos que continuar, seguíamos casi por el canal, a veces pasaba por debajo de las rocas, llegamos casi a un claro y lo vimos continuar un gran tramo por la superficie, estaba hecho con bloques de la cantera amarilla,  bloques de no más de 1 metro  por unos 40 cm de ancho, unos junto a otros calzados con piedras, una pena que no sepamos conservar estas cosas, no saber los años que tienen, etc. etc. esto si es de nuestra cultura de nuestro pasado, algo que está en nuestro entorno, esto no está en los museos y encima hay "animales" que lo destruyen solo por que sí, abandonamos el canal para volver a descender, no había camino, íbamos saltando de roca en roca, pronto tendríamos otra sorpresa.

Pablo, que le encanta la naturaleza y que a veces nos enseña el nombre de un arbusto, una planta, es un enamorado de los grandes árboles, nos volvió a dirigir hacia una encina, se alzaba en lo alto, con unas formas raras, su tronco retorcido, ramas grandes, hacía muchos años que no veía una tan grande, no se como explicarlo, estaba allí en medio, distinta a todo lo que le rodeaba, nos quedamos con la boca abierta, alguna foto de rigor y seguimos.

Si nos impresionó la encina, ni que deciros del garrofero, creo que es así como se llama, era impresionante, nunca había visto algo igual, era grandioso, yo me puse agachado debajo de una de sus ramas y en la que podía subirme, era algo impresionante, a todo esto seguíamos con el tiempo nublado o ¿era solo en esa zona?.

Por fin, tras varias subidas y bajadas, encontramos un camino que seguimos, Pablo quería enseñarnos algo más bonito aún, desde donde estábamos ya veíamos la autovía, ya no teníamos tanta espesura de arbolado y se veían más claros, a lo lejos una casa con un torreón, yo me iba fijando conforme nos acercábamos, la ubicación podemos decir que está a la altura de las casas del Portazgo, pues las veíamos al otro lado de la autovía, estábamos cerca, aunque no vimos ningún camino, veía una construcción con arcos de ladrillo árabe, aunque alguno nos avisaba que no nos arrimáramos por el estado del edificio, me apresuré a verlo y tocarlo, eran las cuadras, estaban casi intactas, salvo por el paso del tiempo, no había luz y no me atreví a entrar, estaba dentro de un patio, volví al camino para descubrir una gran balsa a la que le entraba un gran caño de agua y estaba llena, era impresionante, las paredes parecían de piedra amarilla de la cantera, un pequeño canal por donde discurría el agua, hasta otra mucho más pequeña y no más de 1 metro de profunda entre las palmeras, canales de ladrillo discurrían por lo que parecía un jardín, una mesa de piedra amarilla con un pié central y bancos del mismo material, todo bajo las palmeras, quitamos la vegetación del suelo y éste era de losas de barro, era como un mirador, desde donde se veía Murcia, pero siempre las prisas, tenemos que continuar, en mi memoria muchas más cosas que me encantaron de ese sitio, me gustaría volver, unos pedruscos grandes tallados en la orilla del camino y junto a la gran balsa de piedra amarilla vimos grandes conchas fósiles, era impresionante y me querían sacar de allí y yo queriendo tocarlo todo, sentirlo todo………………………….quiero volver.

Otra vez en el camino ya de vuelta, bueno es la hora del almuerzo, vamos a quedarnos un rato, a ver si colaba, pero teníamos que continuar y ahora empezaba lo bueno,  ¿para que salimos?  Para hacer un poco de deporte y vaya si lo íbamos a hacer,  no tardamos más de 5 minutos cuando nos dice Pablo que tenemos que hacer cumbre y no hay camino, empezar a subir por donde podáis,  había que hacer ganas de  almorzar, como si hubiéramos estado de paseo toda la mañana,  en el primer cerro almorzamos, más bien para coger fuerzas con lo que nos esperaba, bajadas, subidas, más subidas, por aquí no se puede seguir, ya sabéis, ni las cabras, el musgo a veces nos ablandaba el camino, teníamos que ir con cuidado, podríamos resbalar y no te cuento, imagínatelo, algunas veces quedarte atrás es mejor, pues te evitas tener que subir, no se puede seguir y hay que bajar,  claro que si queríamos salir, teníamos que subir.

Las bromas que no falten, Pablo se ha perdido, pero Pablo sabía muy bien por donde iba, sin camino pero sabía hacia donde ir, por lo menos era lo que nos decía, bueno como críos, tras algún resuello, alguna paradita y un traguito de agua, (nos faltó Pepe con su copita para darnos fuerzas y su café) llegamos a la cumbre,  ya allí cogimos el camino, nos dirigimos a la balsa de Corvera y  lo seguimos, tras pasar los tubos de Corvera en dirección al Valle, cuando tienes que hacer esa bajada impresionante, nos salió el sol, eran sobre las 11,30 horas, una cuesta de bajada de unos 100 m. y al frente un bosque de pinos iluminados, resplandecientes  había que decirlo en dos palabras   im … presionante, el juego de la luz con el verde de los pinos y nosotros a la sombra, como una de esas fotografías de bosques inmensos, fue una salida de esas que te quedas a gusto, de esas que vives con intensidad y la aventura terminó por ese día, pero habrán  muchas más……..

Espero que sintierais parte de lo que yo sentí, de lo contrario tendrás que repetirla o no estábamos en el mismo sitio,  me sentiré feliz si algo de lo que os he contado te ha hecho recordar aquel día o aliviarte un poquito los problemas de hoy.

Saludos,
Antonio Ros

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