miércoles, 30 de mayo de 2012

Ruta: Los 4 Mojones. 26-05-2012


LOS 4 MOJONES

NOS LLEVARON ENGAÑADOS

Eran las 8 de la mañana y alguien se retrasaba, se nos había quedado durmiendo Pablo, nos encontramos los 5 en el lugar de encuentro, la trampa ya estaba preparada, vamos a hacer una sencillita, empezamos a caminar y sobre el terreno iremos decidiendo donde vamos y así empezamos, en los comentarios, que si podemos hacer el cerro de las Columnas y luego descender por…, oye que pienso que podemos hacerlo por otro sitio donde la cuesta está menos empinada, si, si…, ya nos iba encaminando, descendemos por la rambla que hay detrás del Centro de Recuperación de Aves, ahora seguimos por este camino, nos comenta que habrá alguna cuesta pero que nada, (nos iba confiando), salimos de la rambla y empezamos a bordear monte, teníamos bastante vegetación, otra ramblilla y seguimos siempre subiendo, hasta que llegamos a un camino que veíamos bastante empinado, nada, esto es corto, podemos seguir, si… si…, estábamos encaminándonos hacia el sur y subiendo, venga, que esto no es nada, es corta,  al llegar a la cima del cerro, claro vemos toda la sierra frente a nosotros, mira ya hemos llegado al primer mojón y a que no ha sido nada?, bueno, después de respirar contestamos, vamos a seguir, teníamos otra cuestecita, ya sabíamos que no iba a ser un paseito,  casi sin darnos cuenta  llegamos al segundo y tercer mojón, el  guía  muy hábil, a qué no era para tanto? y entonces lo soltó, hoy haremos los 4 mojones, esa ruta que tanto habíamos aplazado, pues toda la ruta era subida, bien hasta el momento, con esfuerzo lo habíamos logrado, y  por qué no, vamos a por el cuarto, bueno era un decir, pues para llegar, estaba tan empinado, que tuvimos que ir casi gateando y encima alguien plantó un pino, imaginaros las vistas, todo el valle de Murcia con una pequeña neblina, impresionante.

Ya estábamos en lo que creíamos era la cima, pronto hemos llegado y por qué no seguimos más arriba, mira aquello parecen unas cuevas, y seguimos subiendo, subiendo y subiendo, no solo hicimos los 4 mojones, también el quinto, el sexto y séptimo, tomamos un respiro y algo de agua, ya no podíamos subir más, a nuestra izquierda, el Relojero, a la derecha, el  Puerto de la Cadena, cogimos una senda hacia la derecha, llena de arbolado, pinos bastantes exuberantes, todo lleno de vegetación y empezamos a caminar y caminar, el camino no se terminaba pero íbamos a gusto, troncos y ramas lo atravesaban, pensábamos que los forestales los ponían para que no pasaran los ciclistas y fuimos quitando algunos, pues también nos molestaban a nosotros que teníamos que ir sorteándolos.

Siempre hay alguien que no debería de existir, aunque sea un ser humano, nos pasan unos ciclistas, nos apartamos y bien, hay que compartir el camino y lo que haga falta, pero otro grupo de ciclistas  parecen que tenían ganas de guerra y no nos gustó lo que dijeron a su paso, es más, se pararon para increparnos, que si  éramos los que poníamos los troncos en los caminos y nos los iban a meter por la trompa, con malas maneras y de una forma despreciable y a punto estuvimos de llegar a las manos, incluso alguno del grupo de ciclistas estaba con vergüenza de ver lo que hacían dos de sus compañeros, no se como no llegamos a las manos pues yo ya estaba demasiado alterado y a punto de darles, pero la cordura y los compañeros me hicieron recapacitar, tras unas palabras fuertes, les instamos a que siguieran su camino, partieron delante y nosotros a lo nuestro, pero ya nos habían dado la mañana, salimos a hacer un poco de deporte, a disfrutar de la naturaleza y de la compañía de nuestros amigos, no a hacer la puñeta, nos gusta el entorno e incluso a veces recogemos cosas que tiran los demás, esos deportistas que suben al monte y tiran el envoltorio de la barrita energética, las botellas de agua y de otras sustancias, esos que se llaman deportistas y que les gusta la naturaleza, les diría yo cuatro cosicas.

La de veces que hemos subido a la sierra del Valle, la de caminos que hemos andado y siempre vamos por sitios nuevos, aunque nos crucemos por otros senderos que ya habíamos hecho, casi siempre a la vuelta, vimos rincones muy bonitos, pero cada vez nos alejábamos más del punto de partida, con el almuerzo a base de fruta y de las empanadillas de nuestra entrañable Carmen, repusimos fuerzas y creíamos que ya lo difícil estaba hecho y que ya era todo cuesta abajo si… si…, empezamos la vuelta por una de las pistas y era todo subida, para colmo nos quedaban 2 horas, la pista aunque de subida suave no se terminaba, vistas impresionantes del Castillo del Puerto que lo teníamos cerca, laderas de piedra, figuras extrañas de las rocas, pinos grandes, una brisa que nos aliviaba el calor, era el medio día y llevábamos un rato caminando al sol, el cansancio se hacía notar, los pies cada vez pesaban más, pero claro, para Paco y Carmen como si de un paseito se tratara, son fenomenales, por fin llegamos a la parte más alta del cerro de las Columnas y ya era todo bajada, por fin otra vez la sombra, algunas bromas nos hacían reír, la gente se nos quedaba mirando, Paco como un crío, saltando y corriendo, como si no hubiera hecho ningún esfuerzo esa mañana, claro como Carmen en la ducha le frota la espaldaaaaaaa, así cualquiera, una broma por aquí y otra por allá, pasamos una mañana estupenda.

Al final ya mi hermano, nos comentó que esta era una de las rutas más duras, subir los 4 mojones era una de las pruebas que nos querían poner desde hace tiempo, como si de una licenciatura se tratara, pues fue superada y creo que con buena nota, hicimos 17 Km. no se cuanto de desnivel, pero partimos desde el punto más bajo, el campo de fútbol del Valle y subimos casi a la altura del Relojero, por cuestas muy empinadas y en línea recta, no habíamos subido en ziz  zac, habíamos tardado 5 horas y si no fuera por mí, hubieran sacado matricula.

Y la aventura  terminó por ese día,  pero habrá muchas más...

Espero que sintierais parte de lo que yo sentí, (menos lo de plantar el pino) de lo contrario tendrás que repetirla o no estábamos en el mismo sitio. Me sentiré feliz si algo de lo que os he contado te ha hecho recordar  aquel día o aliviarte un poquito los problemas de hoy.

Saludos,
Antonio Ros

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