EL VALLE
NUESTRA SIERRA
Parecía que iba a ser un sábado
más con nuestra salida, un grupo de amigos que se reunen para caminar por el
monte, pero no fue así.
Todo comienza en el punto de
encuentro sobre las 8 horas de la mañana, éramos pocos los que
nos habíamos congregado para la salida y teníamos dos opciones, hacer el sendero de las columnas y más allá
que ya conocíamos o la propuesta de nuestro amigo Pablo, algo nuevo, nos sorprendió, pues creíamos que lo habíamos
visto todo, estábamos equivocados.
Decidimos ir por donde nos
indicaba Pablo, aunque para decir la
verdad algunos no estaban seguros y bromeaban sobre si sabía donde iba y entre
bromas empezamos nuestra andadura, comenzamos en el centro de recuperación de animales de El Valle, bajamos a la rambla, pasamos la balsa que está casi escondida por la
vegetación exuberante que tiene siempre alrededor, pasamos por el camino que va hacia las
canteras y los caballos y seguimos en dirección al Puerto de La Cadena por la parte de
arriba del campo de fútbol, en ese momento aún íbamos por senderos, el día como
siempre, preparado para la ocasión,
nublado o con niebla hacía más bonita la mañana, aún no veíamos los
rayos del sol.

Queríamos ver más detenidamente
el sitio, pero teníamos que continuar, seguíamos casi por el canal, a veces pasaba por debajo de las rocas,
llegamos casi a un claro y lo vimos continuar un gran tramo por la superficie, estaba hecho con bloques de la cantera amarilla, bloques de no más de 1 metro por unos 40 cm de ancho, unos junto a
otros calzados con piedras, una pena
que no sepamos conservar estas cosas, no saber los años que tienen, etc. etc. esto si es de nuestra cultura de nuestro pasado, algo que está en
nuestro entorno, esto no está en los
museos y encima hay "animales" que lo destruyen solo por que sí, abandonamos el
canal para volver a descender, no había
camino, íbamos saltando de roca en roca, pronto tendríamos otra sorpresa.
Pablo, que le encanta la
naturaleza y que a veces nos enseña el nombre de un arbusto, una planta, es un
enamorado de los grandes árboles, nos volvió
a dirigir hacia una encina, se alzaba en
lo alto, con unas formas raras, su tronco retorcido, ramas grandes, hacía muchos años que no veía una tan grande,
no se como explicarlo, estaba allí en
medio, distinta a todo lo que le rodeaba, nos quedamos con la boca abierta, alguna foto de rigor y seguimos.

Por fin, tras varias subidas y
bajadas, encontramos un camino que seguimos, Pablo quería enseñarnos algo más bonito aún, desde donde estábamos ya veíamos la
autovía, ya no teníamos tanta espesura
de arbolado y se veían más claros, a lo
lejos una casa con un torreón, yo me iba
fijando conforme nos acercábamos, la
ubicación podemos decir que está a la
altura de las casas del Portazgo, pues las veíamos al otro lado de la autovía,
estábamos cerca, aunque no vimos ningún
camino, veía una construcción con arcos
de ladrillo árabe, aunque alguno nos
avisaba que no nos arrimáramos por el estado del edificio, me apresuré a verlo
y tocarlo, eran las cuadras, estaban casi intactas, salvo por el paso del
tiempo, no había luz y no me atreví a entrar, estaba dentro de un patio, volví
al camino para descubrir una gran balsa a la que le entraba un gran caño de agua y estaba llena, era impresionante, las paredes parecían de piedra amarilla de la
cantera, un pequeño canal por donde discurría el agua, hasta otra mucho más
pequeña y no más de 1 metro de profunda entre las palmeras, canales de ladrillo discurrían por lo que parecía un jardín, una mesa de piedra amarilla con un pié
central y bancos del mismo material, todo bajo las palmeras, quitamos la vegetación del suelo y éste era de losas de barro, era como un mirador, desde donde se veía
Murcia, pero siempre las prisas, tenemos
que continuar, en mi memoria muchas más
cosas que me encantaron de ese sitio, me gustaría volver, unos pedruscos grandes tallados en la orilla
del camino y junto a la gran balsa de piedra amarilla vimos grandes conchas
fósiles, era impresionante y me querían
sacar de allí y yo queriendo tocarlo todo, sentirlo todo………………………….quiero
volver.

Las bromas que no falten, Pablo se ha perdido, pero Pablo
sabía muy bien por donde iba, sin camino
pero sabía hacia donde ir, por lo menos
era lo que nos decía, bueno como críos, tras algún resuello, alguna paradita y un traguito de agua, (nos faltó Pepe con su copita para darnos
fuerzas y su café) llegamos a la cumbre,
ya allí cogimos el camino, nos dirigimos a la balsa de Corvera y lo seguimos, tras pasar los tubos de Corvera en dirección al Valle, cuando tienes que hacer esa bajada
impresionante, nos salió el sol, eran sobre las 11,30 horas, una cuesta de bajada de unos 100 m. y al
frente un bosque de pinos iluminados, resplandecientes había que decirlo en dos palabras im … presionante, el juego de la luz con el
verde de los pinos y nosotros a la sombra, como una de esas fotografías de bosques inmensos, fue una salida de esas
que te quedas a gusto, de esas que vives
con intensidad y la aventura terminó por ese día, pero
habrán muchas más……..
Espero que sintierais parte de lo que yo sentí, de lo
contrario tendrás que repetirla o no
estábamos en el mismo sitio, me sentiré
feliz si algo de lo que os he contado te
ha hecho recordar aquel día o aliviarte
un poquito los problemas de hoy.
Saludos,
Antonio Ros
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